domingo, 5 de octubre de 2008
METAMORFOSIS
Una rana le dijo a una oruga: "Amiga, se ve muy feo que te arrastres, ¿Por qué no te esfuerzas un poco y te empinas?", la oruga avergonzada, no se atrevió a mirarla y trémulamente contestó: "Es muy fácil pedir lo que uno puede hacer con facilidad, si te fijas un poco, yo no tengo las patas tan largas como tú" ... la rana indolente insistió: "Creo que todo es cuestión de voluntad, lo que pasa es simple ... tú no quieres hacerlo".
Pasaron varias horas en la aparente quietud de la selva. De pronto se oyó el crepitar de las hojas caídas en el suelo húmedo, todos los animales a una desaparecieron, la oruga desapareció entre la maleza, y la rana que se encontraba sobre la piedra más resbalosa del riachuelo no atinó a nada y quedó paralizada ante el hocico abierto de una enorme boa, esta literalmente la aspiró sin darle tiempo a nada.
Desde su escondite la pequeña oruga presenció la dramática escena y dio gracias a Dios por haberla hecho pequeña y ágil. Al cabo de unos días, un profundo sueño se apoderó de ella, sintió que en torno a su grácil cuerpo algo se acumulaba y no la dejaba moverse libremente, por más que quiso no pudo moverse más, su último intento estuvo acompañado de un bostezo sin final, durmió, no sabe cuántas horas o días o tal vez semanas. Una mañana, un rayito de luz que penetraba por una fina rendija la despertó y al moverse sintió que su cuerpo era distinto, se estiró y al instante una hermosas alas de diversos colores brillaron y ¡oh maravilla! tenía seis patas y ... podía volar, recordó entonces a la rana y se dijo: "Me hubiese gustado que vea este final".
Moraleja: No debemos juzgar un trabajo a medias, demos el tiempo necesario para que llegue a su final.
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